Nunca olvides tus sueños, porque donde quiera que estés y haciendo lo que hagas siempre existe la posibilidad de que los alcances.

@Sobre SER JEFE: algunos lo son, otros...

- Algunos lo son, la mayoría son ineptos disfrazados de ello.
- Para ser General hay que haber sido Soldado raso.

¿Odias de tu jefe o tan solo lo detestas? Lamentablemente no todas las personas tienen un jefe con el que se puedan llevar a las mil maravillas.
El peso de la responsabilidad, el estrés del día a día o simplemente una muy mala actitud –por nombrar algunas- pueden ser las causas de tener jefes estúpidos, desagradables, e insufribles hasta el nivel del bossing.
Según una encuesta del Centro de Estudios Financieros (CEF) de España estos son los diez defectos de los jefes que son considerados los más molestos por los trabajadores:
·la falta de claridad a la hora de comunicar los objetivos, (46%).
·que no sepan motivar, (44%).
·que no escuchen, (33%).
·que confundan mandar con liderar, (33%).
·que no formen a los empleados, (33%).
·que se contradigan con frecuencia, (33%).
·que no informen a los trabajadores, (32%).
·que los jefes no gestionen bien los tiempos de trabajo.
·que se estresen con frecuencia.
·que sean incompetentes para la dirección.
Asimismo, se dio a los entrevistados a elegir entre 34 opciones de comportamientos negativos en los jefes, y los menos elegidos fueron:
·la falta de asertividad
·la falta de implicación
·la distancia.
·la altanería
·la lentitud para tomar decisiones

Cuando tenemos el trabajo de ser jefe, es cuando dejamos de ser amigos de los compañeros de trabajo. Al escalar de puesto en tu lugar de trabajo hace que los demás del grupo te vean como la persona que está en contra de ellos. Claro que ese no es el fin, sino al contrario; tratar de ayudarse mutuamente para así poder tener un día de trabajo placentero, eficiente, cumpliendo con las normas que los rige.
Muchas de las veces los jefes por su don de mando tienden a olvidarse por un momento de muchos factores entre ellos del tiempo laboral, de los permisos para sus empleados y hasta de cumplir con los reglamentos internos de trabajo. Sin embargo para que esto no llegue a pasar debemos de tener en cuenta que si estamos en esta situación no debemos de perder la perspectiva de quiénes somos y que si nos han dado un puesto de mandato es porque tenemos la capacidad para hacerlo y no debemos de actuar diferente a como hemos sido antes de tener un mandato.
Para ser un buen jefe se debe hacer saber a los subalternos que usted se interesa por ellos, conociendo e identificando a cada uno de ellos.
No todas las personas saben ser buenos jefes. Los expertos en psicología laboral señalan que para dirigir a un equipo de trabajo correctamente, el líder debe tener muy desarrollada su inteligencia emocional. Ésta hace referencia a la capacidad de ser autocrítico, de controlar los impulsos y de motivar a los colaboradores, entre otras cualidades.
Las personas satisfechas y motivadas trabajan más y mejor. Esta afirmación puede parecer una obviedad, pero sólo se materializa cuando el ambiente de trabajo es favorable para todos los que forman parte de él. Los expertos en psicología empresarial coinciden en señalar al jefe cómo el único responsable del éxito o del fracaso a la hora de conseguir este buen rollo laboral. Es más, según varias encuestas realizadas por diferentes consultoras de recursos humanos, casi la mitad de las personas que deciden cambiar voluntariamente de trabajo lo hacen principalmente por "desavenencias con sus superiores".
En opinión de la psicóloga Dolors Poblet, directora de selección de personal de Manpower, "el aspecto económico ha dejado de ser lo primordial a la hora de buscar empleo". A su juicio, las personas valoran cada vez más "el buen clima laboral", así como la oportunidad de seguir formándose en su propia empresa. En los últimos 15 años, por otra parte, "ha habido un cambio de paradigma en los procesos de selección de futuros líderes empresariales", explica Poblet. "Las condiciones intelectuales ya no son las que priman", apunta. "Cada vez se tiene más en cuenta la actitud que la aptitud", sostiene Poblet, "lo que actualmente se denomina inteligencia emocional".
Se trata de un concepto acuñado en los años noventa por los norteamericanos Peter Solovey y John Mayer, psicólogos de las universidades de Yale y Hampshire, respectivamente. Sin embargo, fue el investigador de The New York Times Daniel Goleman quien dio a conocer al mundo este tipo de inteligencia. A raíz de la publicación en 1996 de su best seller La inteligencia emocional (Kairós), Goleman se ha convertido en la referencia de muchos expertos en psicología laboral de España.
La inteligencia emocional es una forma de interactuar con los demás desde los sentimientos y engloba una serie de habilidades como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía o la agilidad mental. En opinión de Poblet, "las personas que han aprendido a desarrollar habilidades emocionales tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y de ser más eficaces en su puesto de trabajo". Sin ellas, "uno no puede ser un buen jefe".
Para ser buen jefe, añade Giraudier, "uno debe estar bien consigo mismo". Cuando el estado de ánimo de la persona que manda no es el adecuado, "los colaboradores son los que suelen pagar las consecuencias", señala. "Las críticas excesivas, por ejemplo, tan sólo sirven para generar resentimiento", asegura Giraudier. Así, "para mejorar la eficacia de sus colaboradores, el jefe tiene que reconocer más a menudo el trabajo bien hecho". Si lo hace, "no sólo generará motivación en el entorno, sino que verá cómo esta conducta positiva se repite con mayor frecuencia", sostiene este experto.
Más allá de la relación laboral que pueda tener con los colaboradores, Giraudier afirma que "el buen jefe es el que sabe ganarse el respeto desde la amistad, no desde la autoridad". Interesarse de vez en cuando por la vida personal de sus colaboradores es un buen comienzo, concluye.